En Vallarta y Bahía de Banderas, Aumentan crueldad y frecuencia en ejecuciones de cocodrilos

Esta situación no sólo afecta a este reptil, sino al ecosistema e imagen del destino turístico, advierte especialista

Texto: Eduardo Carrillo / Fotografía: Abraham Aréchiga

 

Las agresiones a cocodrilos en Puerto Vallarta y Bahía de Banderas han sido una constante en los últimos 15 años, lamentó el responsable de la UMA Reptilario Cipactli, del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), doctor Pablo Simitrius Hernández Hurtado, quien agregó que en la actualidad los ataques a este reptil se hacen con más saña y frecuencia.

Se estima que un cocodrilo por cada 100 llega a la adultez, ha expresado el también especialista de la Universidad de Guadalajara (UdeG), maestro Helios Hernández, quien consideró que esa cifra podría ser menor en la zona.

Este panorama, advirtió el doctor Pablo Hernández Hurtado, no nada más afecta a la población de cocodrilos, sino al ecosistema y la imagen del destino turístico, ya que no es sostenible por descuidarse la naturaleza.

“En el transcurso de los años hemos visto cocodrilos grandes que medían arriba de dos metros 70 centímetros, que han sido atropellados; cocodrilos macheteados y apedreados; a uno le destrozaron la cabeza a pedradas; que han sido baleados, que les han puesto anzuelos hechizos, con los cuales han terminado muertos”, reiteró.

Dijo que cuando hay un incidente en la interacción entre humano y cocodrilo –en alguna parte de la costa del país– provoca que se registren casos en que los ciudadanos empiezan a cazar o matar a tales organismos.

Esta región de la Costa es una zona de cocodrilos. El cocodrilo de río (Crocodylus acutus) es la especie que más abunda en la región y en el Pacífico mexicano. Se encuentra enlistada en la NOM-59-SEMARNAT-2010 en el estatus “Sujetas a protección especial”.

Hernández Hurtado recordó que en las últimas semanas han matado a alrededor de tres cocodrilos con violencia y crueldad. Con el desarrollo urbano se han invadido sus áreas de hábitat, y una parte de la población lo ve como un enemigo.

Apuntó el especialista que estos organismos son un depredador tope, por lo que de disminuirlo en el ecosistema se afectaría el crecimiento de otras poblaciones como peces, aves y mamíferos, que aumentan en número y se convierten en plagas. La falta de ese equilibrio deja una pérdida de biodiversidad.

“Y recordemos que somos un destino turístico que se formó, precisamente, por sus bellezas naturales, y si nos ponemos a destrozar a esas bellezas naturales, cómo vamos a quedar como destino turístico”, enfatizó.

Los especialistas han comentado que en esta época de lluvia se dispersan los cocodrilos por el agua, por lo que la ciudadanía debe extremar precauciones y no acercarse a lugares donde habitan los reptiles, que son principalmente esteros y márgenes de ríos; además de respetar las indicaciones para su cuidado personal y de estos seres vivos.

Han convocado a las autoridades federales y estatales a lograr una mayor planeación y coordinación, y no sólo a tener un protocolo de accidentes.

Hernández Hurtado aseveró que es necesario fortalecer los programas de educación ambiental, donde se vierta la información sobre qué son y qué funciones tienen los cocodrilos.

“Y es que mucho de lo que sucede lleva a muchos mitos. Hay que trabajar más y empezar a hacer campañas preventivas para que la gente tome conciencia”, concluyó. ■

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