PALESTRA

Por Gilberto Cervantes Rivera, poeta de Cucharas

En un ambiente donde prevalecieron descalificaciones entre ambos adversarios, Alejandro Moreno, Alito, ganó las elecciones internas del Partido Revolucionario Institucional, PRI, con casi el 80 por ciento de los votos, quedando Ivonne Ortega muy pero muy por debajo de lo que algunos analistas creían. Los comicios fueron sancionados por el Instituto Nacional Electoral, INE, el cual reporta una justa sin incidentes graves, dejando un buen sabor de boca y sobre todo la promesa de que las huestes del llamado partido de las mayorías, puede dar grata sorpresa en el año 2021, viniendo prácticamente desde abajo. Dado por apestado a los tres días de haber perdido igual que los otros candidatos a la presidencia de la República, el PRI guardó prudente silencio que fue roto antes y durante la campaña interior, destacando la crítica de Ivonne Ortega en contra del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, al que acusó de inepto y destructor de las instituciones creadas por la Revolución armada del 17, lo que tiene al país con un crecimiento menor del uno por ciento en el Producto Interno Bruto. Y eso que, como se ha presumido, López Obrador  obtuvo la victoria con los votos que le dieron militantes de todos los partidos, los cuales creyeron que llegando el tabasqueño al poder, habría trabajo y comida  abundante. Pero lo que advierten es que López Obrador canceló los cientos de comedores populares  que las administraciones pasadas del PAN y PRI, habían construido; también quitó los programas de apoyo a los campesinos y ha dado la orden de acabar con las organizaciones filiales al PRI, las que pretende sustituir por otras afines. Cobijados por ese ambiente, los militantes y simpatizantes del octogenario partido, salieron a votar este domingo pasado, demostrando que el PRI no estaba muerto ni andaba de parranda; sus enemigos pagados y gratuitos dicen que de su seno nacieron Presidentes de la República y funcionarios corruptos, pero las bases se defienden argumentando que la inmensa mayoría de los priistas son gente humilde, honesta y honrada, que por favor no los perroconfundan; agregan que las mayorías del tricolor hasta el momento solo son llamadas para que voten por candidatos que los decepcionan pues ni siquiera regresan en plan de agradecer el voto recibido; lo que los priistas tampoco ven con agrado es que esos regidores, síndicos, alcaldes, diputados locales, federales, senadores y presidentes de la República, únicamente les interesa el cheque y los jugosos negocios que hacen al amparo del poder. Por ello consideran aun pendiente la justicia para los militantes del partido de las grandes mayorías explotadas y expoliadas por los poderosos que  usaban al PRI como cómplice de su injusto sistema neoliberal, el que según López Obrador ya no será más por decreto. Cosa que los mueve a risa, ya que la economía capitalista es global y la sostienen e implementan los grandes millonarios como Carlos Slim, Vidanta, los Salinas, los Romo y otros miembros de la plutocracia que también apoyaron a López Obrador para que fuera Presidente. Un país que no se han podido acabar los rateros de todos los partidos, apenas ve cristalizados los propósitos de los revolucionarios como Madero, Villa, Zapata, Flores Magón, mismos que por medio de las armas en manos del pueblo, exiliaron al representante de los hacendados esclavistas, Porfirio Díaz, para  emprender un largo proceso que apenas está moviendo a los propietarios del dinero; el problema es que los 30 millones de ciudadanos que llevaron a López Obrador al poder, no votaron para que los ricos se beneficiaran del rio revuelto. En plena campaña del peje, un gran amigo mío, el contador Abel Benjamín Gutiérrez Gallo me comentó preocupado de que López Obrador acabara con las instituciones creadas por la revolución mexicana; no se equivocó, en lugar de marcar nuevos rumbos con la fiscalización rigurosa de los recursos; causa aceptación el hecho de calificar a las universidades del pueblo como instituciones pletóricas de funcionarios ratas y aviadores, pero si no existieran, los jóvenes no podrían asistir a prepararse ahí para enfrentar los retos de la vida. La sociedad en su conjunto no debe permitir que López Obrador cierre las universidades públicas y gran parte de esa responsabilidad le pertenece a partidos como el PRI, PRD, PT, MC; vale encabezar un movimiento para exigir honestidad y cuentas claras a los que administran los recursos de la educación pública superior: solo el pueblo puede salvar al pueblo; así lo hicieron los jóvenes de Sinaloa, Sonora, Puebla, Guerrero, Estado de México, a quienes llamaron Enfermos; tomaron las riendas de esas Universidades, usando métodos violentos inclusive, los que habiendo llegado AMLO al poder ya no son necesarios, hay que reconocerlo. El país vive otro ambiente, hay excesiva libertad, por ello me extraña que la juventud estudiosa esté esperando que le lleguen del cielo los beneficios que necesita; si es cierto que López Obrador  quiere acabar con la corrupción, también dentro de las Universidades, hasta creo que los jóvenes se están tardando en tomar las escuelas y la rectoría, para correr a patadas a los sinvergüenzas…PALESTRAZO: gana Alito el candidato de Manuel Cota y ya se siente una segunda oportunidad por la gubernatura para el contador público que solito les hubiera ganado a todos los que buscaron el poder estatal la vez pasada; si le dan chance por ese PRI que viene de atrás pitando fuerte, Cota gobernará nuestra entidad los próximos seis años a partir del 2021.

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