Parece ser que a nuestra presidenta ya se convenció que el servicio público es muy diferente al privado, que no es lo mismo estar en la cámara de diputados que en la alcaldía, ya que en el congreso federal simplemente dedicaba su tiempo en analizar propuestas, estudiar iniciativas, crear sus propias ideas y ver si el pleno le brindaba ese apoyo para que sus propuestas o iniciativas de nuevas leyes pasaran la votación, mientras que ser alcaldesa es la responsabilidad de ejecutar acciones de gobierno, pero tenía que recordar que depende de lo que la mayoría edilicia decida con su voto, ya que no por ser presidente se tenía que hacer a fuerza lo que ella diga. Tal vez ese equipo de asesores, que quien sabe de donde los trajo, la verdad la motivaban a hacer problemas, convertir decisiones en desatinos que la llevaron a enfrascarse en un pleito interno que no la llevaban a ninguna parte, razón por la que de seguro llegarán un cumulo de observaciones, en donde también regidores y síndico estarán involucrados “hasta el tuétano” y los dolores de cabeza, el nerviosismo mantendrá a muchos con el stress que hasta no los dejará tranquilos.
Ahora a más de un año de aprendizaje, Mirtha Villalvazo está enterada de que aquel camino que inició en septiembre del 2021 no era el correcto, y está, para bien de todos, retomando el camino de la concordia y de hacer equipo con todos, aunque ya sabe que muchos de esos colaboradores que se llevó a las diferentes dependencias, algunos no le han dado el resultado, “no tuvieron el ancho” para ocupar ese puesto que les fue confiado, algunos ya ni están, y los que quedan entienden que su nombre sigue escrito con lápiz y en cualquier momento se puede borrar.
Este 2023 vemos como la presidenta municipal está “tomando el toro por los cuernos” ya se comienzan a ver obras sociales, aunque algunas están, pero no están terminadas, obras como la calle Morelos hasta parece que la están haciendo tortugas y reumáticas, pues ya son muchos los meses que están de retraso y están convirtiendo a Valle de Banderas un pueblo sin salida, como el viernes, cuando mantienen sus costumbres de “velar” a sus difuntos en la calle, sin utilizar un velatorio de funeraria y convirtiendo el centro de la cabecera municipal en soberano desorden, pues ni entrada ni salida de vehículos y aunado a que la mayoría de las calles están destrozadas, difíciles para los carros circular con seguridad. Haber rehabilitado la calle 5 de mayo en San Juan de Abajo es un hit, pues ahora sí, esa ruta que lleva a la zona sierra está aceptable, aunque siguen tercos en colocar esas infames boyas que dañan en exceso la suspensión hasta de los tractores, obligan a que sea más tardado el paso, pero en fin ahora está mucho mejor que antes.
La incógnita que queda en el aire es que lo que se prometió en Valle Dorado de que rehabilitarán calles y avenidas no se cumplió de manera cabal, están tramos casi imposibles para circular, pues simplemente re encarpetó la de Valle México y las demás ni siquiera parchecitos, las enormes zanjas y los baches siguen riéndose de todos, haciendo enojar a los que pasamos por ahí.
En donde también las cosas quedaron, no a medias, a un cuarto, es en la carpeta asfáltica de la carretera Bucerías-Valle de Banderas- San Juan de Abajo, ya que los encargados de eso simplemente iniciaron a colocar la capa de asfalto desde el Colegio Bucerías, hasta las albercas Los Pinos de los Aguirre, ni siquiera llegaron al tramo que se comprometió el gobernador de ponerla hasta le entrada de Valle de Banderas, pues la presidenta Mirtha Villalvazo tiene el compromiso de continuar esa rehabilitación del camino de Valle de Banderas hasta San Juan Papachula, cosa que ni se decide hacer pronto.
Mientras que allá por los caminos de la zona serrana, la carretera Coatante- Aguamilpa está terminada, se ve bonita, pero hemos notado que los bordes del lado del río Ameca no se notan muy seguros que digamos, esos bordes en temporada de lluvias pueden desgajarse y de plano incomunicar el paso, es necesario que se hagan refuerzos de concreto y en el río colocar por lo menos piedras grandes para que fuerza de las corrientes no hagan daño al camino, una especie de escolleras, o algo parecido a eso.