Vidanta edifica en Nayarit y se apropia hasta de una parcela escolar

El desarrollador turístico además destruye  hábitat de cocodrilos, se queda con la Isla de los Pájaros y va por playa de Puerto Vallarta

Tomado de la Página de Antonio Tello/Parte Uno

 

Al tiempo que multiplica sus campos de golf y unidades hoteleras, el consorcio turístico Grupo Vidanta, construye el primer parque temático en el mundo de la célebre compañía canadiense de entretenimiento Cirque du Soliel, asfixiando a la población de Jarretaderas, un antiguo pueblo de campesinos y pescadores en esta región de Bahía de Banderas, Nayarit, justo en la desembocadura del río Ameca límite natural con Puerto Vallarta, Jalisco.

Pero también atropella a sus vecinos de Nuevo Vallarta; se queda con calles y caminos públicos y hasta con una parcela escolar; modifica el cauce del río y se apropia de la isla que forma su delta, así como de manglares y playas, destruyendo el hábitat de cocodrilos y aves, además de alterar a la pesquería del lugar.

Todo esto con la aparente complacencia de las autoridades reguladoras (SEMARNAT, PROFEPA y CONAGUA) que han otorgado toda clase de concesiones, aplicando modestas sanciones y permitiendo a Grupo Vidanta expandirse en los últimos 10 años sin contratiempos, con una inversión de miles de millones de dólares que ha modificado la economía de la zona y lo ha convertido en el principal empleador.

Grupo Vidanta es uno de los principales desarrolladores turísticos de México y su propietario Daniel Chávez Morán, es uno de los empresarios más cercanos al presidente Enrique Peña Nieto, de acuerdo a analistas especializados en economía y turismo.

En 2015, el consorcio publicitó un «ambicioso programa de inversión» por 19 mil millones de dólares, en sus propiedades de Riviera Maya en Quintana Roo; Acapulco en Guerrero, Puerto Peñasco en Sonora y Los Cabos en Baja California Sur, pero especialmente en Nuevo Vallarta en la Riviera Nayarit.

De acuerdo a un documento académico de la investigadora de la UNAM, Mayela María Benavides Cortés, este consorcio turístico llegó al fraccionamiento Nuevo Vallarta con su marca «Mayan Palace» a finales de los años noventa, luego de una compra al Fideicomiso Bahía de Banderas (FIBBA) administrado por el gobierno de Nayarit y desde entonces, con una “agresiva estrategia de expansión” ha venido comprando parcelas a ejidatarios del colindante poblado de Jarretaderas utilizando no siempre las mejores prácticas.

Caso emblemático de lo anterior, es el de la parcela escolar de la Primaria “República de Cuba”, de donde ese centro educativo se hacía de recursos para mejorar su operación y que de acuerdo a documentos –cuyas copias están en poder de este reportero–, Grupo Vidanta se apropió en 2011 contando con la complicidad de la directiva ejidal de entonces.

Un simple y singular documento acredita la sospechosa propiedad. Se trata de la constancia a favor de Francisco Javier de la Vega Álvarez quien “se encuentra en posesión de manera pacífica, pública y continua, de la parcela identificada con el número 188 Z-1 P1/1, la cual cuenta con una superficie de 3 hectáreas y que en la asamblea de formalidades especiales celebrada el 26 de octubre del año 2006, por error fue asignada a favor de nuestro ejido como parcela escolar”. De la Vega Álvarez, es un representante legal de Grupo Vidanta.

La carta ejidal contrasta con el Certificado de Derechos Agrarios número 819168 expedido en 1946 por el presidente Manuel Ávila Camacho, para la parcela escolar. También contrasta con los informes a la autoridad educativa sobre las actividades que la escuela realizó en este predio de 2006 a 2011.

Sin embargo, de acuerdo a la Ley Agraria de 1992, la asamblea ejidal tiene facultades para decidir el uso y destino de tierras comunitarias como la parcela escolar, por lo que las protestas de los padres de familia no prosperaron.

“Este caso es un ejemplo de muchos que pudieron haber sucedido bajo ese mismo esquema”, asegura Indalecio Sánchez Rodríguez, coordinador del aguerrido grupo de ambientalistas Alianza de la Costa Verde, un referente opositor de las actividades del cuestionado emporio.

“Eso fue un robo y está documentado, existen pruebas y en cualquier momento se pueden evidenciar aunque a estas alturas, darle reversa sería un proceso muy difícil”, dice el activista.

En contraparte, el grupo empresarial opera un centro de desarrollo infantil dentro de sus instalaciones a cargo de la Fundación Delia Morán, donde 200 niños hijos de trabajadores de Vidanta, la mayoría de Jarretaderas, reciben educación integral y de alta calidad.

Aunque se pudiera cuestionar que los pequeños también son orientados a rendir respeto y agradecimiento a la profesora Delia Morán, madre del fundador de Grupo Vidanta, a quien se le honra a la manera de una prócer.

Hoy Jarretaderas está rodeado por los campos de golf y otras instalaciones de su poderoso vecino, varias de sus calles terminan en bardas y cercas que impiden el contacto visual de los turistas internacionales con los habitantes locales, debido a que las compras de propiedades han incluido a vías públicas.

Así lo confirma el ex delegado municipal y líder social de Jarretaderas, Librado Consuedra Pascacio, quien afirma que ya son pocos los predios que faltan por ser adquiridos y que si se llegara a concretar estas transacciones, hasta el acceso principal a la población podría quedar comprometido: «Así se han ido robando todos los caminos que nos traían al río… Ahorita nos sentimos encajonados, con material del río Ameca han levantado grandes muros y el pueblo luce ya amurallado».

De acuerdo a Consuedra Pascacio, a los jarretadereños cada vez se les complica más acceder al río y a las playas que siempre disfrutaron, porque la seguridad de Vidanta ha limitado los accesos, los ha estrechado o de plano obstaculizado.

 

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